Afirmar que la revolución llevada a cabo por el grupo impresionista sirve de arranque al surgimiento del Arteterapia puede sonar algo exagerado, sin embargo dicha afirmación tiene una lógica intrínseca muy potente. Las primeras vanguardias artísticas ponen por primera vez de manifiesto en el mundo del arte la admiración por encontes existente hacia los mundos primitivos como una forma de encontrar aquella pureza y autenticidad ansiadas, entiendiendo el fenómeno del primitivismo no sólo como el interés hacia las antiguas culturas denominadas primitivas, sino también al mundo espontáneo del niño y, por extensión, a la del enfermo mental.
Estas vanguardias artísticas de principio de siglo XX no habrían podido existir sin los cambios propulsados por el movimiento impresionista y post-impresionista. Los protagonistas de esta revolución artística eliminan por primera vez en la historia del arte la necesidad de representar un tema religioso, mitológico o histórico, y establecen las primeras evidencias para una libertad de presentación de pensamientos y emociones de cada pintor individual en sus propias obras. Nace, dicho de otra manera, el subjetivismo en la pintura, el derecho de cada persona de representar los símbolos de su universo personal y único. Nace la democratización en el arte. Y nace también la primacía del placer por encima del resultado estético.
Existen diversos factores que pueden explicar el nacimiento de nuestra disciplina, sin embargo en lo que al arte se refiere, el impresionismo nos sirve indudablemente como buen punto de partida.
Quiero dar las gracias desde aquí a la la coordinadora del máster de Arteterapia del Instituto ISMET, la arteterapeuta Maricel Monté, por haberme dado la oportunidad de formar parte con mi humilde aportación al ambicioso proyecto que ahora comienza y que de bien seguro será todo un éxito. En una situación como la nuestra, donde es difícil decidirse por una u otra formación arteterapéutica, la formación del Instituto ISMET apuesta por una clara apertura de conocimiento de todos los métodos de trabajo existentes, desde la visión gestáltica hasta la psicoanalítica, trayendo a profesionales de todas las formaciones y de todos los países donde se practica el Arteterapia. Un claro ejemplo, a mi juicio, por querer unificar criterios y opiniones. Desearíamos empezar a analizar aquello que nos une y todas aquellas diferencias que hacen enriquecernos los unos a los otros para el bien de la profesión misma y de su futuro establecimiento en nuestro país. Una vez más, ¡gracias Maricel!
Rafa Ibáñez
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